El artículo 258 de la Constitución Nacional señala que uno de los requisitos para ser ministro de la Corte Suprema es la “notoria honorabilidad”. Sin embargo, la mayoría de los integrantes de la máxima instancia judicial no cumplirían con
esta exigencia constitucional. Algunos altos jueces, incluso fueron sancionados por el Tribunal de Ética por haber desacreditado la imagen del Poder Judicial al participar, en el 2006, del cumpleaños del criticado senador colorado Juan Carlos Galaverna. Pero esta sanción ética, que debió haber ocasionado la remoción o la renuncia de los afectados, no implicó absolutamente nada. Hoy, los que cometieron esta falta moral, ocupan nada menos que la presidencia y la vicepresidencia primera del alto tribunal.
En la plenaria de la semana pasada los colorados Antonio Fretes, Raúl Torres Kirmser y Alicia Pucheta de Correa; y los liberales Sindulfo Blanco y Oscar Bajac, llevaron a la presidencia de la Corte a Víctor Núñez, quien se declaró un “apasionado” por la ANR.
Núñez fue uno de los sancionados por el Tribunal de ética por haber violado numerosas disposiciones del Código que rige la conducta de los magistrados. El ministro estuvo en el cumpleaños de Calé, y durante la reunión política compartió con parlamentarios de dudosa reputación que son investigados por la Fiscalía por hechos de corrupción.
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