(Publicado en ABC Color el día 15 de Julio de 2007. La difundimos por considerla de interés en el debate de la ética en el ejercicio de toda profesión).
Nuestra profesión no puede ser ejercida correctamente por nadie que sea un cínico. Es necesario diferenciar: una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Esto es absolutamente necesario; de otro modo, no se podría hacer periodismo. Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatible con la profesión de periodista.
El cinismo es una actitud inhumana, que nos aleja automáticamente de nuestro oficio, al menos si uno la concibe de una forma seria... (Ryszard Kapuscinsky en Los cínicos no sirven para este oficio).
Nuestra profesión no puede ser ejercida correctamente por nadie que sea un cínico. Es necesario diferenciar: una cosa es ser escépticos, realistas, prudentes. Esto es absolutamente necesario; de otro modo, no se podría hacer periodismo. Algo muy distinto es ser cínicos, una actitud incompatible con la profesión de periodista.
El cinismo es una actitud inhumana, que nos aleja automáticamente de nuestro oficio, al menos si uno la concibe de una forma seria... (Ryszard Kapuscinsky en Los cínicos no sirven para este oficio).
Las veces que salta en público el tema de la ética en la prensa, me acuerdo del escritor y periodista polaco, Ryszard Kapuscinski. En toda su vida no ha hecho otra cosa que procurar la vigencia de unos medios de comunicación respetuosos de la opinión pública. Naturalmente, a partir de profesionales que valorizan la ética y la ejercen por encima de cualquier otra consideración.
El diccionario de la Real Academia Española da esta definición: cínico, ca// 3. Impúdico, procaz. // 4. Que muestra cinismo, desvergüenza en el mentir. (Las dos primeras acepciones que omito están referidas a la escuela de los cínicos, que nació de la división de los discípulos de Sócrates).
Obviamente, el escritor polaco se refiere a los periodistas que no tienen vergüenza “en el mentir” y que son impúdicos y procaces. Personas así no sirven para el oficio de periodista. En rigor, una mala persona nunca será buen periodista. En sus escritos aparecerá siempre su índole perversa, que echará sombras, sin justificación, sobre el honor de sus semejantes; distorsionará la verdad en busca de satisfacer sus prejuicios; desechará cualquier prueba que se oponga a sus designios; aceptará cualquier rumor, o lo inventará, como apoyo a sus ideas preconcebidas.
El estudiante de periodismo, junto con las materias técnicas, deberá incorporar valores. Tiene que preocuparse desde temprano por la ética. La ética es la parte de la filosofía que ayuda a los periodistas a determinar qué es lo correcto en su actividad como tales. Es principalmente una ciencia normativa de la conducta, autodeterminada. “Aunque está relacionada con el derecho, es de naturaleza distinta. Aunque el derecho surge muy frecuentemente de los valores éticos de la sociedad en determinado momento histórico (es decir, el derecho refleja con frecuencia la ética), es algo determinado por la sociedad y cuyo cumplimiento es socialmente impuesto. La ética, en cambio, está determinada personalmente y su cumplimiento es exigido por la propia persona, o debe serlo. La ética tiene que brindar al periodista ciertos principios o pautas básicas mediante los cuales juzgar si sus acciones son buenas o malas, correctas o incorrectas, responsables o irresponsables (...). La ética es primariamente personal; la ley es primariamente social. Aunque el terreno de la ética periodística es movedizo y resulta difícil pisar en él con firmeza, hay puntos sólidos en los que la persona puede afirmarse en su jornada a través del difícil panorama de la vida” (John C. Merril. Ética y Periodismo).
Estos puntos sólidos son la honestidad, la coherencia, la firmeza. Pueden agregarse también la decencia, la cordialidad, la humildad. Nada es tan chocante como el periodista que, dueño de algún talento y a veces ni eso, vive en permanente pose de genio póstumo. Ser amable permite, entre otras cosas, crear el clima adecuado para que el entrevistado se sienta cómodo y dispuesto a responder las preguntas.
La responsabilidad del periodista es ser técnicamente eficiente y éticamente correcto.
LA DELICADA TAREA DE AYUDAR
El periodista español, Carlos González Reigosa, en su libro El periodista y su circunstancia expresa: “Hoy como ayer, le corresponde a los informadores la delicada tarea de ayudar a los ciudadanos a entender -y encontrar sentido- a los hechos complejos que ocurren a su alrededor. Hoy, como ayer, les corresponde desenmascarar la mentira, la falsedad, la exageración, en fin, la trapacería, la corrupción, la pérdida de libertades, etc. Porque, si no le corresponde esta misión a los medios informativos ¿a quién le corresponde? (...) Que el pueblo entienda mejor: este es el verdadero poder de los medios. Hacer que la gente pueda comprender y, en virtud de ello, actuar”.
Con la gran revolución electrónica crece la necesidad de la ética periodística en razón de su enorme difusión.
Vuelvo a Kapuscinski: “Las nuevas tecnologías facilitan enormemente nuestro trabajo, pero no ocupan su lugar. Todos los problemas de nuestra profesión, nuestras cualidades, nuestro carácter artesanal, permanecen inalterables. Cualquier descubrimiento o avance técnico puede ocupar el espacio de nuestro trabajo, de nuestra dedicación al mismo, de nuestro estudio, de nuestra exploración y búsqueda”.
También la necesidad de ejercer la ética permanece inalterable. Sin ella no será posible cumplir con los enunciados del nombrado González Reigosa. El periodista mentiroso no podrá desenmascarar la mentira ni la falsedad, ni denunciar la trapacería ni la corrupción.
En periodismo se miente de dos maneras: diciendo mentiras y callando verdades. Muchas veces se cae en la tentación de mentir o de callar verdades cuando el periodista pone su ideología por encima de su deber de informar con responsabilidad. Si no asume que el único patrón que tiene el periodista es el lector, vivirá como Arlequín “servidor de dos patrones”.
UNA PRENSA LIBRE Y RESPONSABLE
Ya en 1947, en los Estados Unidos de Norteamérica, se publicó “Una prensa libre y responsable”, informe elaborado por la Comisión sobre la Libertad de Prensa, conocida también como “Comisión Hutchins”, en alusión a su presidente, Robert M. Hutchins, entonces rector de la Universidad de Chicago. En sus cinco recomendaciones fundamentales brindaba la teoría de la responsabilidad:
1. La prensa debe brindar una información veraz, integral e inteligente de los sucesos cotidianos en un contexto que les infunda significado.
2. La prensa debe proporcionar un foro para el intercambio de comentarios y críticas.
3. La prensa tiene que proyectar una imagen representativa de los grupos que constituyen la sociedad.
4. La prensa debe presentar y esclarecer los fines y valores de la sociedad.5. La prensa debe proporcionar acceso pleno a las informaciones cotidianas.
Estas propuestas -que resumen el ideal del buen periodismo- necesitan para su concreción que los profesionales de la prensa tengan una vigorosa conciencia ética. Esta le apartará de la trampa de transcribir únicamente los dictados de su coranzoncito, con olvido de la razón que exige brindar “una información veraz, integral e inteligente de los sucesos cotidianos”.
Alcibiades González Delvalle
Alcibiades González Delvalle
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